La montaña en forma de cono, especialmente apto para una fortificación amplia y sólida, se eleva totalmente libre dese una llanura con suaves ondulaciones. Alrededor del mismo sube con una pendiente cómoda en varias vueltas la calzada, cortada por 14 puertas, pasando por encima de profundas gargantas, adosándose a paredes de roca hábilmente talladas, ampliándose para generar plazas de armas, hasta llegar al castillo principal que corona la cumbre.

 

El castillo Hochosterwitz – una fortaleza con historia

Un segundo acceso – denominado el camino de los necios – pasa por la escarpad y rocosa ladera occidental del cono de la montaña y se encuentra parcialmente tallado en la roca, permitiendo el acceso al castillo propiamente dicho sin necesidad de tocar la calzada. El cierre de este camino peatonal se realizaba por medio de un muro transversal defensivo instalado en la parte inferior con una serie de edificaciones anexas, que ya no existen. Estos dos accesos con posibilidad de ser defendidas existían incluso en los primeros tiempos, tal y como puede leerse en la parte histórica de esta descripción. Debido a su edad, encontramos en el castillo Hochosterwitz tanto una fortaleza medieval como una fortificación en el sentido moderno. La torre cuadrada o Torre del homenaje, que dominaba originariamente el acceso al patio del castillo de forma libre, así como el amplio uso de muros de protección con almenas (protección contra el viento) y troneras son característicos para el siglo XIV y XV, cundo el arma principal aún era la ballesta. Un único documento (Archivo estatal, Viena) del 3 de marzo de 1388 menciona la forma constructiva original, tratándose de un acuerdo extrajudicial en el que Georg, de la familia Schenk, reconoce haber alcanzado un arreglo con su primo Niclas en la disputa por la torre y el edificio ubicado en Osterwitz. Otro documento de 1321 menciona al capellán de Osterwitz como testigo, confirmándose así la existencia de una capilla en el castillo. El antiguo castillo de los Schenk sólo puede haber sido un complejo pequeño, una torre cuadrada con edificio auxiliar, estando protegidos los dos accesos mediantes puertas y muros de piedra de construcción específica. Su capacidad defensiva radicaba principalmente en la particular forma aislada del cono de la montaña, haciendo que el edificio del castillo construido en la parte superior fuera inexpugnable. Las frecuentes incursiones de las hordas turcas y el perfeccionamiento de las armas de fuego eran los motivos por los que en el siglo XVI tanto los príncipes como los particulares ejecutaran con importantes cantidades de dinero la reestructuración y ampliación del castillo, confiriéndole el noble título de “Haubt Vestung“ (fortaleza principal). Obviando el añadido del tracto de balcones (alrededor de 1673), el castillo vivió tres grandes períodos constructivos por el arzobispo Matthäus Lang por orden del emperador, por Christof y por su sobrino Georg Khevenhüller. El nombre del arquitecto es desconocido, pero el autor de la fortificación de Klagenfurt – posteriormente desmontada por Napoleón – era el ingeniero italiano Domenico de Lalio de Lugano († 1563) que conquistó amplia fama con su llamada a Viena y Graz como arquitecto de fortalezas en 1544. De ahí que sería muy posible que Christoph Khevenhüller, entonces en calidad de Gobernador, le hubiera consultado con respecto a la implementación de los bastiones de Hochosterwitz. El impulsor de las obras propiamente dicho, en cualquier caso, es Georg Khevenhüller que había adquirido el castillo onerosamente en el año 1571 del archiduque Karl y lo había convertido con el empeño de extraordinarios fondos en la fortaleza que podemos contemplar aún en la actualidad. El elemento que confiere al castillo ese aspecto de solidez es la clara orientación práctica de todo el complejo y sus componentes. Sería exagerado basar todas las ampliaciones en los planos del arquitecto italiano.